Papá, ¿Qué es la Navidad?
Manuela, a veces me haces unas preguntas tan sencillas y tan difíciles de responderlas... - le dijo su padre con la mirada hacia el techo -
¡Cariño! ¿y esa pregunta?... ¡¿a qué viene?!
Papá
-
le respondía Manuela con esa voz tan dulce y aparentemente calmada - Es que veo
que la gente está como de celebración, de cenas, comprando regalos y mucha
comida, "Papá Noel" por todos lados y... - haciendo una pausa de esas
que parecen una confesión - ¡como yo ya sé quién es y quiénes me hacían los
regalos...!, ahora no entiendo qué se celebra.
¡Pues vaya timo! Tienen a todos los niños engañados. - le dijo Manuela a su padre con cara de indignación -
¡¿A qué viene tanta celebración, tantos regalos y ese cambio de casi todo el mundo y que parecen todos buenas personas?! Si hasta Raulito que es de lo peor, es malvado, parece un Santo... hasta que volvamos de vacaciones, ¡claro!
- el padre no paraba de reírse y Manuela cruzaba los brazos como enfadada, como si la hubiesen engañado -
¡Manuela! No te enfades cariño, yo trataré de decirte algo bueno pero con la otra cara de la moneda, aunque la verdad, y más que responderte a tu pregunta del principio, ¿qué es la Navidad?, es un deseo y un pensamiento.
Te explico cariño...
¡Sí! A ver si me aclaras algo Papá, ¡porque vaya coña...!
¡Lo sé cariño, lo sé!
La Navidad, los Reyes Magos y demás se han ido transmitiendo de generación en generación. De padres a hijos. Al igual que la "Noche Buena" y la "Noche Vieja". Lo de Papá Noel... pues ha pasado lo mismo. Nos hemos "americanizado" y este señor de rojo le está ganando a lo nuestro, nuestra cultura, como si dijésemos.
Los Reyes Magos son más de España, de siempre, aunque sea un invento católico, y Papá Noel es americano.
Ya sabes lo que siempre opino; En este país somos los mayores especialistas en levantar, alabar y admirar cualquier cosa que no sea de España y lo nuestro lo despreciamos, le restamos valor y casi que lo desechamos en la basura. ¡¿Eso me lo escuchas muy a menudo?!
¡Sí Papá! Y yo, cuando me explicas las cosas, pienso igual que tú... pero sigue. - con cara de mucho interés -
Pues para aclararte y resumirte, son costumbres que se han ido transmitiendo de generación en generación como te decía, de país en país, y así seguirá porque hubo una vez que un grupo de personas lo iniciaron y cada vez se sumaban más y más. ¡Como si se copiasen por el mundo, como un virus que se extendió!
Aquí tomamos uvas en fin de año, ¡¿no?!
¡Sí Papá!
Pues en otros países se toman lentejas, galletas...
¡Puaj! Lentejas por la noche - dijo Manuela con cara de asco -
- el padre se reía a carcajadas - Y menos mal que no son doce platos - le respondió el padre siguiendo con las carcajadas -
Papá, entonces, si todo es un invento y una mentira, ¿qué celebra la gente? ¡¿Los regalos?!
¡Bueno! Celebran una tradición, aunque esta sea un invento, una mentira como dices. ¡¿No has oído eso del "espíritu navideño y que viene la familia?!
¡Sí, sí! Que en Navidad hay que ser bueno, como el cabrito de Raulito.
¡Manuela! - le llamó la atención el padre a Manuela pero sin poder omitir la risa -
Te voy a decir una cosa sobre lo que dices de tu compañero de clase, Raulito. Él es el vivo ejemplo de la continuidad de la mentira. De la Navidad, de que no hay gente buena a temporadas. O tienes buen fondo o lo tienes malo. ¡No hay más!
¡¿Sabes qué ocurre Manuela?! - se puso un poco serio el padre mientras le contaba... -No te parece un poco feo que hoy la gente ni conoce a su vecino, ni mucho menos le importa. La gente que hay pidiendo por la calle y otras que están pasando por una mala situación y que ni a los que están cerca o de su propia familia no le importe lo más mínimo.
En Navidad, ¿no ves tantas compras, tanta comida, tanto gasto por esa costumbre...? y sigues viendo que la mayor demostración de amor, de cariño o de buena intención sea a través de algo material, de un precio, de un valor... y que en la mayoría de las ocasiones nadie necesita.
Aunque a los comerciantes y a las empresas les beneficie, ¡claro!
¡Papá! ¡A mí me gustan los regalos eh!- se reía el padre mientras le contestaba -
¡Ya, ya! Si no es nada malo. Pero te has preguntado cuántos niños no los tienen, cuánta gente lo pasa mal y nadie se acuerda de ellos. Ni si quiera por eso que dices sobre que en estas fechas todo el mundo parece bueno. Pero son buenos con ellos y para ellos, no para con los demás.
Creo que ese "espíritu navideño" va de eso. De hacer cosa buenas, aunque sean unas fechas inventadas, un invento como lo que es... aunque, insisto, por un día Manuela.
Siempre será mejor que ninguno. ¡Y me da que eso último es lo que se está transmitiendo y olvidando como lo más importante de la Navidad!
Manuela, ¿no te han mandado mensajes con felicitaciones y demás?
¡Sí Papá!
¿Y cuántos crees que vienen de personas que te lo desean de verdad, que están todo el año contigo, te escriben de vez en cuando y os vais al cine y tal?
Pocos, mis amigas de siempre. ¡Y los pesaos de la clase con los dibujitos y los videos de coña! - decía Manuela con voz de resignación -
Pues a mí me pasa igual - se reía el padre mientras abrazaba a Manuela -
¡Papá! ¿Y tu regalo? ¿Tú qué has pedido?
Te propongo un juego mágico Manuela. ¡¿Te atreves?!
¡Sí! - se emocionaba Manuela mientras se frotaba las manos -
Coge dos papeles y yo escribo el regalo que he pedido y tú el tuyo. ¡¿Te parece?!
¡Vale! A ver qué truco me vas a hacer Papá...
Y saliendo de la conversación entre Manuela y su Papá, ambos escribieron en su trozo de papel y el padre incluso con un lápiz con peluca que le había dado Manuela...
Papá escribió; PASAR MÁS TIEMPO CONTIGO.
Manuela escribió; Que mi papá pase más tiempo conmigo.
¡Creo si la Navidad existe, puede que realmente solo sea eso!
¡Está es la magia!